Hoy
más que nunca debemos celebrar la democracia, debemos honrar nuestra
Constitución. Ese texto nació del respeto, de la tolerancia y el
diálogo. Todas estas premisas que determinaron el éxito de aquel
acuerdo hoy deben reforzarse dentro de los ámbitos de la ley que nos
protege y nos da derechos a todos por igual.
Nuestra
Carta Magna es también nuestro marco de unión y convivencia.
En
los últimos meses la Constitución ha recibido los ataques más
feroces de su historia. La irresponsabilidad de unos pocos ha creado
una inestabilidad social, política y económica sin precedentes.
Y
sólo con la ley podemos enfrentarnos a estos ataques desmedidos e
injustificados. Paradójicamente, esa misma Constitución que algunos
han denostado e insultado es la que nos permitirá salir adelante a
todos de esta situación.
Porque
las urnas, herramienta fundamental de la democracia constitucional en
España, son la respuesta. Unas urnas que igualen, no que separen ni
diferencien.
En
esta situación, Ciudadanos mantiene su firme compromiso con la
Constitución y con la necesidad de abordar un proyecto de futuro
para todos los españoles ateniéndose a los principios
constitucionales.
Es
cierto que España necesita muchas reformas: el Senado, el sistema
electoral o los aforamientos. La modernización y ajuste del texto
constitucional es una tarea que debemos afrontar con diálogo,
seriedad y respeto. Pero es un error debatir cómo mejoramos España
pensando sólo en contentar a los que quieren romperla tomando la
Constitución como un menú a la carta en la que hay artículos
vigentes y otros que no se pueden aplicar.
Hay
muchos temas pendientes de resolver, no sólo los territoriales, sino
de regeneración, de igualdad y de derechos. Y sólo la seguridad
jurídica que otorga el texto constitucional y las leyes que de él
derivan permitirá abrir una nueva etapa para seguir trabajando
dentro de España y dentro de la Unión Europea.
Por
todo ello, hoy más que nunca debemos defender la Constitución sin
complejos.
Es
necesario que recordemos que
la importancia de nuestro texto constitucional recae en su papel como
mecanismo de cohesión social, integración política, desarrollo
económico y, en definitiva, como instrumento necesario para lograr
una sociedad libre, segura y próspera.
Desde
su aprobación, la Constitución ha sido el marco de convivencia de
todos los españoles, garantía del mantenimiento de un Estado
Democrático basado en el respeto a los derechos y libertades
individuales de todos, que podrán desarrollarlos en un ámbito de
libertad seguro. Gracias a la Carta Magna, España ha vivido los
mejores años de su historia en cuanto a libertad, seguridad,
estabilidad, crecimiento económico, prosperidad y bienestar de los
ciudadanos.
La
Constitución también constituyó la España de la autonomías, un
régimen político y jurídico por el que las Comunidades Autónomas
tienen uno de los mayores grados de autogobierno del mundo,
permitiendo el desarrollo de las particularidades de cada Comunidad
siempre dentro de un ámbito de igualdad y respeto entre las mismas.
Los
cuatro pilares de la democracia española, la igualdad, la
solidaridad, la libertad y la unión, no sólo deben quedar plasmados
en la Constitución, sino que hay que hacerlos efectivos. Este es el
momento de reconstruir España con un proyecto de valores, un nuevo
modelo económico y social basado en esos valores de igualdad,
solidaridad, libertad y unidad.
Por
ello propongo, no rompamos la democracia, no rompamos nuestra
Constitución, mejorémosla para que esos pilares democráticos sigan
manteniéndose y haciéndose más fuertes en un futuro con una España
unida y europea.